Fecha última modificación: 28/02/2016
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Fecha creación: 28/02/2016
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Versión: 1.0
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NIVEL:
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Iniciación - Bajo - Medio - Alto – Avanzado
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Si alguno de los
lectores observa errores u omisiones importantes, o bien conoce otros métodos y
procedimientos interesantes, si lo desea puede compartirlos y serán publicados.
En tal caso lo podéis
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DOCUMENTOS RELACIONADOS
Si quieres ampliar el presente
documento o consultar algún término de los que aparecen y no está
suficientemente descrito, puedes buscar si existe otro artículo relacionado en
la página: ENLACES TÉCNICA.
En ella aparecen los asuntos
tratados en los tutoriales técnicos que hasta hoy he creado, todos accesibles
mediante enlaces, y los que se encuentran en fase de revisión para su pronta
publicación.
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ÍNDICE DEL TUTORIAL
Introducción
La estructura más habitual
La forma
El formato
La cantidad de imágenes
El tamaño
Del libro
De las imágenes
La posición
Portada y contraportada
La organización
El público
Romper ciertos moldes
Un ejemplo. El libro ‘Let’s go to
the beach’
Otro ejemplo. El libro ‘Japón’
Conclusiones
Introducción
Cuando uno se plantea crear un libro con sus trabajos
fotográficos puede aspirar a que este sea un objeto artístico y no conformarse
con lograr un catálogo de imágenes.
Bajo dicho prisma es con el que se están evaluando muchos de
los trabajos de edición actuales. De hecho, la propia denominación de Libro de Autor permite entrever y
refuerza la idea expresada. Ya no basta con un buen contenido en imágenes
artísticas sino que la presentación adquiere una fuerza especial; merced a la
cual se reforzará o debilitará el producto final transformándolo en
excepcional, simplemente normal o incluso vulgar.
En este tutorial voy a exponer algunas ideas básicas con la
pretensión de que sirvan al lector para avanzar hacia un objeto más personal.
Por ello las propuestas y recomendaciones expresadas no pueden considerarse
axiomáticas ni definitivas, sino solo orientativas ya que no se pueden poner
límites en el campo del diseño.
La estructura más habitual
Lo que inicialmente pretende un fotógrafo es que sus obras
se valoren correctamente, por ello la estructura interior más utilizada se basa
en ubicar una sola imagen en una sola página y con un tamaño óptimo para su
correcta apreciación.
Con frecuencia se aíslan las imágenes de los textos para
evitar que los últimos adquieran demasiado protagonismo y enmascaren las
primeras. En consecuencia, es muy habitual situar las frases, citas y discursos
en páginas independientes y preferiblemente a la izquierda, dejando las
fotografías a la derecha para dotarlas de un mayor peso en coherencia con el
sentido de lectura occidental, tal como se muestra en la figura 1.
Cuando la extensión es de una o muy pocas líneas y las
imágenes demandan una ubicación temporal, geográfica o una pequeña referencia a
lo que está sucediendo, también se suelen ubicar los textos debajo de las
mismas.
El uso de páginas vacías en blanco o de otro color homogéneo
se emplea para romper la monotonía y/o crear distintos bloques en los trabajos.
Normalmente, estas páginas se ubican igualmente a la izquierda.
Las páginas suelen ir numeradas con un número de página entero correlativo que tiene varias utilidades:
como indicador para una búsqueda rápida, para conocer el número total de
páginas, para relacionar un texto con la imagen referida cuando se sitúan en
páginas distintas, etc. Normalmente es de tamaño pequeño y se ubica centrado, a
la derecha o a la izquierda, arriba o abajo. Este no siempre es necesario ni
tampoco queda siempre bien, sobre todo si la fotografía ocupa toda la página.
En el ejemplo de la figura 1 se
decidió no numerar las páginas por considerar irrelevante este dato para el
tipo de trabajo publicado.
Si analizamos alguna de las editoriales prestigiosas como
Lumberg, podremos comprobar la adaptación casi milimétrica que dicha empresa
realiza de las premisas anteriores.
La forma
El tema de la forma lo voy a tratar aquí muy someramente,
dejando su estudio exhaustivo para otros documentos.
Cuando nos referimos a un libro generalmente lo relacionamos
con un conjunto de hojas de visión consecutiva, encuadernadas y protegidas por
unas tapas de mayor grosor.
Actualmente esto no siempre es así, de hecho proliferan
otras formas que permiten ver las páginas de manera diferente, me refiero al
los desplegables con formas planas, de acordeón, etc.
Los tiempos cambian y la definición actual de un libro
fotográfico no parece muy clara, incluso algunos autores los identifican con un
conjunto de imágenes presentadas en el interior de una carpeta o caja, cuando
antes ello se denominaba porfolio.
El formato
Varias son las razones a sopesar para elegir entre los
diferentes formatos vertical, horizontal o cuadrado. Entre ellas, además de la
cuestión monetaria por mermas y cortes extras, destaca por su especial
relevancia la coherencia con el tipo de trabajo, pensemos que sería absurdo
usar un libro vertical para mostrar fotos panorámicas horizontales.
Los más extendidos son libros verticales, posiblemente por
su mayor facilidad de manejo y mejor adaptación a las librerías. Las imágenes
horizontales, que son estadísticamente más abundantes y se adecuan teóricamente
mejor a un formato apaisado, también se suelen ver mucho en los libros
verticales, bien a tamaños pequeños o extendiéndose hacia la página contigua a
pesar del efecto de corte central que se produce.
El formato horizontal construido con la técnica de cuadernilllos cosidos implica un tamaño
de papel muy panorámico, aunque se adapta bien a un pliego estándar cortado por
la mitad.
Los libros cuadrados, o ligeramente más altos que anchos, se
adaptan bien a los formatos apaisados más comunes de las imágenes y mucho mejor
al cuadrado, pero presentan el inconveniente de un mayor desperdicio de papel
con las medidas estándares de los pliegos.
El ejemplo mostrado en la figura 1 corresponde a un formato horizontal de dimensiones de 23 x
16’5 cm, relación de proporción entre lados de 1’4, que aumentará ligeramente
al añadirle el lomo en el proceso de la encuadernación.
Para su determinación se usaron criterios de economía de pliego y una buena
adaptación al formato de las fotografías.
La cantidad de imágenes
Sin ánimo de generalizar, el exceso de celo de algunos
fotógrafos por mostrar ampliamente trabajos monotemáticos o muy homogéneos
provoca estadísticamente el aburrimiento del lector dispersando su atención.
Para evitar esto, en los libros gruesos de grandes autores se cambian los
tamaños o se intercalan imágenes normales con otras más atractivas o
impactantes, resultando una variedad que soslaya la monotonía.
Por ello, aunque parezca a priori que una gran cantidad de
imágenes dota de mayor solidez la obra de un autor, como resulta muy difícil
mantener un alto nivel de calidad lo más acertado es quedarse corto que pasarse
¡Menos es más!
El tamaño
Del libro
El tamaño del libro es una decisión bastante personal en la
que el coste también puede influir de manera determinante, máxime si para
construirlo no aprovechamos bien los tamaños de los pliegos estándares de
papel.
Los ejemplares gruesos y grandes, por ejemplo 3 cm de grosor
y DIN A4 o más, son más impactantes
y evidentes, pero también más pesados y difíciles de manejar y transportar.
Además, los formatos horizontales grandes no caben en el fondo de las librerías
y hay que colocarlos en una posición poco natural.
Los libros pequeños transmiten una sensación más intimista
que induce más a la introspección y reflexión, pero las imágenes se aprecian
peor y pueden quedar demasiado empequeñecidas.
De las imágenes
Las imágenes deben presentar una dimensión cómoda para su
visionado, salvo que ese no sea su propósito. En un tamaño de muy pocos
centímetros es difícil apreciar los pequeños detalles y otros parámetros
técnicos como la nitidez, la gradación tonal, etc. Se recomienda un
mínimo de 8 cm en el lado menor para fotografías con una relación de aspecto normal, pero en realidad deberían ser
coherentes con la idea o sensación que queremos transmitir.
Las reglas nunca son rígidas cuando nos movemos en el campo
del diseño, de hecho en la imagen de la figura
2 vemos un ejemplo que incumple la premisa anterior. A la izquierda, una
serie de miniaturas que no permiten apreciar sus detalles pero cumplen con el
objetivo principal de presentar una secuencia. En la página derecha se ha
combinado una imagen menor de 7 cm de ancho para acompañarla con un texto.
La posición
Dentro de una página las imágenes se suelen alinear
centradas. Si van acompañadas de un
texto se desplazan a menudo hacia arriba para dejar abajo el texto y equilibrar
las masas.
Los libros actuales han transgredido los límites físicos de
antaño y es muy frecuente que las fotografías invadan las páginas colindantes.
Ello dota al resultado de un aire de modernidad, pero implica un cierto efecto
de corte y pérdida de imagen que hay que minimizar escogiendo el tipo de
imagen.
Portada y contraportada
La portada y contraportada, partes del exterior delantero y
trasero, tienen una especial relevancia ya que actúan como un gancho que incita
frecuentemente a hojear o desechar un libro. Si fracasamos en ellas éste podría
pasar desapercibido.
Las portadas sencillas, claras y elegantes son muy
atrayentes, pero también se usan otras técnicas más agresivas para captar
nuestra atención. De hecho se recurre con frecuencia a utilizar imágenes
impactantes o con sugerencias sensuales aunque no sean representativas del
interior o, contrariamente, evitar pistas sobre el interior para despertar una
mayor atracción.
Una estructura muy sistematizada y extendida para un libro
fotográfico consiste en una portada en la que se incluye el título del trabajo,
el nombre del autor y una fotografía y una contraportada sin contenido o con un
texto no muy extenso.
La organización
Un libro puede organizarse atendiendo a distintos criterios
como: la temática, la historia, el orden cronológico, el color, etc., y
habitualmente se persigue que el resultado final sea estéticamente agradable y
fácil de visionar.
Si los trabajos son muy distintos es primordial crear
estructuras que los agrupen bajo criterios de similitud y así dotarlos de una
cierta homogeneidad evitando la dispersión.
Así, si tenemos imágenes monocromas y a todo color o de
temáticas muy distintas como el retrato y el paisaje, conviene separarlas en
distintos grupos. Todo mezclado no causa generalmente una buena sensación,
aunque siempre existen excepciones. Por ejemplo, en el reportaje se suelen
mezclar imágenes de personas en acción con otras del paisaje que las rodea, al
ser todo parte de la misma historia.
El público
El público al que va destinado nuestro libro es otro aspecto
importante a tener en cuenta en el proceso de diseño, sobre todo si va a ser
comercializado.
No es lo mismo que vaya dirigido hacia los jóvenes, acostumbrados
a un bombardeo constante de imágenes de las redes sociales que les causan una
importante saturación, que su destino sea un público más maduro o más experto.
No olvidemos que un libro fotográfico es un artículo de
minorías, a excepción de algunos publicados de grandes autores.
Romper ciertos moldes
Algunas de las medidas a adoptar para dotar de una mayor
singularidad y romper ciertos moldes son:
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Fragmentar las imágenes en varias páginas
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Desplazar la posición para sangrarlas con el borde
exterior
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Abarcar con una fotografía todo el tamaño de una o de dos
páginas aunque haya que recortarla
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Utilizar páginas de mayor tamaño que hay que desplegar
para su visionado
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Colocar los textos en hojas totalmente independientes de
tamaños, colores, gramajes, texturas, opacidades (trasparente, traslúcida)
diferentes
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Emplear secuencias de imágenes
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En la figura 3, y
en otras imágenes anteriores, se incluyen patrones que no siguen las normas más
clásicas y que cumplen con algunas singularidades enumeradas anteriormente.
La estructura típica de un libro encuadernado con hojas
consecutivas cosidas en cuadernillos o a la japonesa, puede reemplazarse para
trabajos poco extensos con formas en fuelle u otro tipo de desplegable,
sopesando si nos interesa la originalidad o la practicidad.
La figura 4 nos
aproxima al efecto resultante cuando para los textos se usa un tipo de papel
distinto al de las imágenes, en este caso traslúcido. En este ejemplo ambos
papeles ocupan página y media creando una simetría inversa, con una
superposición concebida para dejar visible al sujeto principal y velar
parcialmente el resto de la fotografía. Además, observando aisladamente la
página de la izquierda entenderemos el diálogo simple construido entre dos
fragmentos: el mar y el texto; que introduce una desnuda reflexión sobre uno de
los aspectos debatibles en el arte.
El exceso de celo para quebrantar normas ha llevado a
algunos autores a grapar las hojas, pegar las fotos en álbumes estándares,
imprimir todo el trabajo en un único pliego presentándolo plegado y moldeando
una caja al desplegarlo, etc.; ocasionalmente con resultados de gusto
controvertido. Todas esas formas son indiscutiblemente muy originales y si
alguien no se atreviese a presentarlas no se avanzaría, aunque intentar darles
categoría de Libro de Autor no queda
para algunos círculos al margen de la polémica.
Un ejemplo. El libro ‘Let’s go to the beach’
La idea para mi último libro era crear una organización con
un esqueleto aleatorio en coherencia con el trabajo fotográfico original. Por
ello, decidí que la estructura de las páginas fuera determinada automáticamente
usando un proceso del programa Microsoft Excell.
El algoritmo aleatorio asignó a cada número de página de la
primera mitad del libro, salvo para la primera y la última, una estructura
compositiva entre las previamente por mi definidas: foto a página completa, dos
fotos, 4 fotos, miniaturas, solo texto, foto con texto, etc. La otra mitad del
libro se construyó repitiendo la misma distribución obtenida para conseguir una
perfecta simetría que se intuye observando las páginas centrales.
La selección de las imágenes y los textos de cada página se
hizo manualmente bajo criterios estéticos, de equilibrio y gusto personal; pero
sin adaptase a normas muy extendidas como lo es, por ejemplo, el ubicar el
currículo al final del libro (figura 5).
El libro combina textos de reflexiones propias con otras de
otros autores que me han impactado o son coherentes con el trabajo presentado.
Además, se buscaron otras curiosidades como que el total de
páginas coincidiera con la edad del autor en el momento de su creación, que el
día del mes en el que se utilizó el algoritmo aleatorio fuese igual al número
de páginas asignadas por el mismo, que sobre la fortuita estructura se
superpusiera una ordenación simétrica...
Otro ejemplo. El libro ‘Japón’
He elegido como ejemplo de un formato excesivamente vertical
el libro de Bernard Descamps
titulado ‘Japón’. Es un libro
excelente que recomiendo a los lectores.
El autor parisino, que desarrolla normalmente su trabajo en
formato cuadrado, quiso publicar algunas de las imágenes a sangre y ocupando
dos páginas, resultando un libro con una proporción 1:2 poco usual y un tamaño
de 11 x 22 cm.
Las imágenes que se muestran en la figura 6 no son del autor del libro referido. Con ellas se pretende
recrear como quedaría el aspecto situando una sola fotografía en una página
(izquierda) y dos imágenes en dos páginas (derecha).
Para imitar la estética del libro original, he convertido
las imágenes a escala de grises y
las pequeñas las he ajustado al borde superior, en lugar de situarlas centradas
o un poco más desplazadas hacia abajo como es más habitual. El fotógrafo
Bernard Descamps demostró con ello su atrevimiento para romper algunas de las
reglas de la maquetación tradicional.
Conclusiones
Crear un libro propio participando completamente en su
diseño, y si es factible en la autoproducción, es muy gratificante. Pero aún lo
es más si nos saltamos ciertas normas demasiado rígidas que lo convertirían en
uno más.
Debemos atrevernos a experimentar con los tamaños,
posiciones de imágenes y de textos, incluso cambiar dimensiones y recortar
fotografías para adaptarlas mejor a nuestros propósitos. Hay que meditar y
decidir si lo que buscamos es una obra con valor intrínseco o simplemente un
catálogo sin más pretensión.
Por otro lado, no podemos olvidar que un diseño muy original
anularía el protagonismo de las obras por lo que, como generalmente ocurre en
muchos campos, se requiere un justo equilibrio entre ambos objetivos.
© Jorge Lidiano.
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Magnífico trabajo, Jordi. Me encanta el celo con el que te "curras" todo lo que haces. Enhorabuena!
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