Fecha última modificación: 21/09/2014
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Fecha creación: 21/09/2014
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Versión: 1.0
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NIVEL:
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Iniciación - Bajo - Medio - Alto – Avanzado
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DOCUMENTOS RELACIONADOS
Además, he publicado otros documentos más relacionados con
el proceso de la impresión. Se puede acceder a ellos a través de su índice con
el enlace siguiente:
Introducción
Además del
aspecto relativo a la resolución, cuestión técnica que para muchos pasa
desapercibida y que ya fue objeto de un estudio en profundidad, es evidente que
al imprimir lo primero que perseguimos es que los colores resultantes coincidan
con los que hemos ajustado sobre la pantalla.
Para ello
se deben cumplir dos premisas, a saber:
1.
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El monitor debe estar calibrado
y presentar unos ajustes adecuados de brillo, contraste y color que nos
permitan distinguir un tono muy oscuro del negro máximo, que no nos creen dominantes
de color, etc.
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2.
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La
impresora debe conocer la respuesta del papel que vamos a utilizar para
ajustar las cantidades y las proporciones tintas. Imagino que a pocos les
debe sorprender a estas alturas el hecho de que no todos los tipos de papeles
admiten la misma resolución ni tampoco responden con igual tonalidad, es
decir, producen resultados distintos con idéntica cantidad y proporción de tinta
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Por tanto,
es necesario calibrar nuestro sistema para que las copias impresas coincidan lo
más exactamente posible con nuestra percepción en el monitor; de nada serviría
ajustar el equilibrio de color de una imagen para obtener una tonalidad cálida si
el resultado al final es neutro o frío.
En todo el
documento usaré, para los ejemplos, el programa Photoshop (en adelante PS) datos
del plotter (o impresora) Epson Stylus Pro 7800 con Windows 7 o XP, por ser lo
que utilizo con mayor frecuencia, aunque los métodos expuestos son fácilmente
extrapolables para otros equipos, programas y Sistemas Operativos.
Conceptos
previos. La gestión de color
Uno de los
primeros objetivos que puede plantearse un fotógrafo es lograr un método que le
permita obtener copia impresa lo más parecida posible a la escena real,
saltarse la norma por motivos creativos debería ser un empeño posterior.
Para
conseguirlo es necesario que todos los dispositivos y programas que interviene
durante todo el proceso fotográfico -captura de la escena, revelado, edición e
impresión- estén correctamente calibrados, para que pueda aplicarse una
correcta gestión o tratamiento de color.
No es
objeto de este documento tratar extensamente la gestión de color pero sí
repasar brevemente alguno de los fundamentos básicos que nos ayudarán a
entender el resto del tutorial.
El Modelo de color
El color
es la interpretación que nuestro cerebro realiza para cada una de las distintas
frecuencias, o longitudes de onda (λ=1/f), del espectro visible, al igual que
lo hace con el espectro audible para el sonido.
Por ello,
si un objeto lo vemos de color rojo puro es porque de toda la luz que recibe
solo refleja una determinada frecuencia, la que nosotros traduciremos a esa
tonalidad. Para que esto ocurra es evidente que la fuente de luz que lo ilumina
debe contener al menos dicha frecuencia sino lo veríamos como negro.
El Modelo de color es el método utilizado
para la descripción de los colores de las imágenes, y existen varios que se diferencian
por considerar distintas propiedades del color. Entre los más utilizados en
fotografía, contemplados también en PS, están los modelos HSB (tono, saturación
y brillo), RGB (rojo, verde y azul), CMYK (cyan, magenta, amarillo y negro) y LAB (luminosidad, canal a y canal b).
El Espacio de color
Un
determinado dispositivo puede no ser capaz de usar todos los colores contemplados
en un Modelo de color y solamente un rango (gama) de los mismos que se denomina
Espacio de color. Así dentro del
modelo RGB encontramos espacios de rangos distintos como lo son: sRGB, Adobe
RGB, ProPhoto RGB..., ordenados de menor a mayor respectivamente.
La figura 1 visualiza las capacidades de
algunos modelos y espacios de color genéricos y también el específico de un
monitor de la marca BENQ serie PG que se ajusta al 99% del espacio Adobe RGB y
que cubre perfectamente el modelo CMYK.
El espacio
ProPhoto RGB es muy amplio pero no es totalmente reproducible para muchos
dispositivos por lo que se utiliza poco, aunque cada vez más. Por el contrario sRGB
es el más usado en Internet y el que viene por defecto en muchos programas y equipos:
cámaras, escáneres, etc.; si bien, como vemos en la figura 1, presenta menos matices en azules y verdes que Adobe RGB.
Mientras
que en una imagen JPG es la cámara quien lo asigna, en un archivo RAW se puede escoger
entre las opciones disponibles del software
de revelado, como lo es por ejemplo Adobe Camera RAW.
Pero si en
dicha selección aplicamos el criterio de un espacio muy amplio, como el ProPhoto
RGB, puede ocurrir que el dispositivo de salida (monitor o impresora) no admita
todos los colores y altere la imagen en la conversión, es decir, podemos estar
internamente trabajando colores que no podemos visualizar o imprimir.
Por tanto,
los equipos (cámara, escáner, monitor, impresora) tienen su propio rango para
codificar o reproducir un color (ejemplo del monitor de la figura 1), por ello al cambiar de dispositivo los colores pueden
también cambiar, recortando incluso la gama original.
Además, los
colores están codificados con un valor numérico que no es absoluto sino que solo
tiene significado si se interpreta en un Espacio de color, y si se modifican se
recalculan dichos valores produciendo resultados dentro del mismo espacio.
En PS el Modo
de color (RGB, Lab, CMYK, Indexado, Multicanal, Escala de grises) determina el Modelo de color usado
para mostrar e imprimir la imagen en la que se está trabajando y éste a su vez
estará restringido por el rango del Espacio de color identificado en el programa
como Espacio
de trabajo. Cambiar de modo implica además de la conversión de los colores
un tamaño de archivo de imagen diferente.
El Perfil de color
Un Perfil
de color es la descripción matemática del espacio de un dispositivo por lo que identifica
numéricamente la respuesta de éste hacia los colores. La descripción de un
perfil se almacena en un archivo de extensión ICC o ICM y puede incrustarse
(etiquetarse) en ciertos documentos (archivos de imagen).
Disponer
de él es importante, pensemos, por ejemplo, que si procesamos una imagen dentro
del espacio Adobe RGB y la imprimimos, la combinación de papel e impresora puede
tener otro espacio diferente y ciertas tonalidades no ser reproducibles. Ello
obliga a reemplazar los tonos fuera de rango por otros parecidos a los
originales usando uno de los algoritmos
de interpretación disponibles, y ello es factible conociendo el perfil del
destino.
En la figura 2 del cuadro de dialogo de
Ajustes de color de PS, podemos ver un ejemplo de Espacios de trabajo asignados
para cada Modo de color, junto a las Normas de gestión de color y las Opciones
de conversión, aplicables en cambios de modelos o si se detecta un espacio
distinto al de trabajo.
Sistema de gestión de color (Control Management
System o CMS)
Un CMS compara
las diferencias entres los distintos espacios que usaremos y realiza los
cambios necesarios para que los colores se conserven con la mayor homogeneidad
posible en los diferentes dispositivos.
Una buena
gestión de color persigue minimizar los cambios o evitar incluso que se
produzcan, pensemos en la barbaridad que sería capturar en Adobe RGB, convertir
con el programa de edición a sRGB si, finalmente, imprimimos sobre un
dispositivo que admite ProPhoto RGB.
Con la
gestión activa, Photoshop puede incrustar en la imagen tratada el Espacio de
trabajo y detectar al abrir un archivo si tiene un espacio asociado y si éste coincide
con el nuestro. Una imagen sin espacio incrustado no sabremos como descifrarla
por lo que PS nos pedirá elegir uno para abrirla, pensemos que un archivo BMP
no admite perfiles.
Algoritmos de conversión
Un Espacio
de color se puede convertir a otro del mismo o distinto Modelo de color, usando
Convertir en perfil de PS que se
accede a través del menú de Edición
del programa. En la figura 3 se
muestran ambos casos, incluyendo una selección de un perfil de destino específico
para una impresora (EPSON Stylus...).
En la
adaptación de los colores para que entren en la gama del dispositivo de destino
se precisa aplicar un algoritmo de conversión a elegir entre los disponibles: Perceptual,
Saturación,
Colorimétrico
relativo y Colorimétrico absoluto (imagen izquierda de la figura 3), que produce resultados distintos
al aplicar criterios diferentes.
ALGORITMO
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DESCRIPCIÓN
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Perceptual
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Todos los colores se comprimen
para que entren dentro del espacio de destino manteniendo la relación visual que
existía originalmente entre ellos. Puede producir posibles disminuciones de saturación
y es interesante cuando hay muchos colores fuera de gama. Es la estándar en
el sector de impresión japonés
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Saturación
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Transforma
solo los colores que no existen en el perfil de destino manteniendo la
saturación aunque cambie su tonalidad. El objetivo es crear colores vivos a
costa de la precisión
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Colorimétrico
relativo
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Modifica
todos los colores considerando los espacios del blanco del origen y destino.
Los que están fuera de gama se cambian por los más parecidos de los
existentes en el espacio de destino. Conserva más colores originales que el
método Perceptual y es la opción estándar
para la impresión en Europa y EEUU
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Colorimétrico
absoluto
|
Cambia
solo los que están fuera de gama recortándolos. Se intenta mantener la
precisión del color a expensas de las relaciones originales existentes. Es
útil para una vista previa del efecto de la coloración del papel en los
colores impresos
|
¿Quién
determina los colores para la impresión?
Un color
queda totalmente definido conociendo su valor y el perfil con el que se ha
codificado. Así, en el modo RGB de PS, el color rojo puro se identifica en 24 bits
con los valores RGB=(255,0,0), es decir, máximo valor en la componente roja y
cero en las otras dos.
Cuando
enviamos una imagen creada bajo un perfil a una impresora, ésta recibe los valores
de las tonalidades que corresponden a cada píxel y por tanto podría determinar
la proporción a usar de cada cartucho de color con independencia del tipo de
papel. Esta situación sería ideal si todos los papeles respondieran igual pero
no es así, sino que necesitamos una información adicional, perfil específico, para
controlar los colores y corregir sus desigualdades.
Veamos
seguidamente los dos métodos existentes para la adecuación de los colores, a
saber, con el propio dispositivo de salida o mediante un programa de edición
como por ejemplo PS.
La
impresora controla los colores
Cuando se
utiliza este método, que es más sencillo y no requiere de otros medios, se
pueden obtener buenos resultados, presumiendo que la impresora conoce el Espacio
de color del documento u archivo de imagen y tiene alguna referencia del papel
a utilizar.
Como hemos
visto en otros documentos, el driver del dispositivo suele incluir una relación
de los mismos por lo que una situación óptima es emplear uno de la lista y si
ello no es posible aplicar uno de respuesta similar.
Con la
información del espacio de origen y del papel elegido, la máquina puede
determinar la corrección de los colores necesaria, admitiendo que las
variaciones del soporte y las tintas debidas al lote de fabricación o al tiempo
de almacenamiento no varían sustancialmente los resultados.
Para
empezar, se requiere desactivar la
Gestión de color desde el dialogo de Imprimir del programa de edición PS con Administración de color: La impresora gestiona los colores (figura 4), así como comprobar la
existencia del espacio de nuestro archivo entre los disponibles en el Modo de Color de la impresora. En caso
de no existir, algunas impresoras solo admiten sRGB y lo normal es trabajar con
uno más amplio, debemos convertir el documento de origen para adaptarlo,
utilizando para ello una conversión de perfil (figura 3).
Como ya
habremos podido entrever, es lógico utilizar en nuestro trabajo el espacio
Adobe RGB por su amplitud, que proporciona una gama importante de colores, y
porque lo contemplan muchos dispositivos (cámaras, monitores, impresoras...),
siendo en la actualidad un estándar de calidad.
Continuaremos
el proceso previo a imprimir indicando en el cuadro de dialogo Más opciones de la impresora que ésta debe
realizar la gestión de color. Para ello, accedemos a través de Propiedades con el botón de Más Ajustes, activamos el chek de Calibración EPSON y seleccionamos entre
las opciones de Modo la del espacio
del documento, en nuestro caso Adobe RGB (figura
5). Entre las opciones Gestión del
Color se contemplan también PhotoEnhance
(K) e ICM, que raramente utilizo.
El
programa de edición controla los colores
El método
anterior es muy básico y puede no reproducir fielmente los colores. Lo ideal es
crear un perfil específico para cada combinación de impresora y papel, que contemple
mejor las tolerancias de las tintas y soportes así como los pequeños desajustes
del dispositivo de salida.
Para
crearlo necesitamos un software y un dispositivo de calibración y perfilado, yo
utilizo Colormunki de X-Rite que me proporciona buenos resultados. También podemos
conseguir los perfiles a través de los propios fabricantes de papeles, sobre
todo si éstos son de calidad, que los facilitan para muchas de las impresoras
del mercado.
Para crear
un perfil específico hay que seguir los
pasos siguientes:
1.
|
Seleccionar en Propiedades de la impresora el Tipo papel adecuado, importante ya que
tendremos que usar siempre el mismo tipo para el perfil creado, y desactivar en
Más opciones su control de color,
en nuestro caso activar la opción Desactivado
(Sin ajuste de color)
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2.
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Imprimir unos parches creados
por el software, sobre el papel que vamos a perfilar
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3.
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Tras un
proceso de secado de varios minutos, leer manualmente con el calibrador los
parches impresos
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Los pasos
2 y 3 se realizan dos veces, una para un parche general y otra de
perfeccionamiento (figura 6).
Seguidamente,
con la información capturada, el software creará automáticamente el perfil específico
para el papel que hemos testeado.
Usar el perfil específico
Una vez
disponible el perfil específico, obtenido por el método que sea, lo usaremos
con el programa de edición. En el dialogo Imprimir
de Photoshop (lado izquierdo de la figura
7) se selecciona Administración de
color: Photoshop gestiona los colores con el Perfil de impresora que
corresponda, Interpretación:
Colorimétrico relativo, preferiblemente aunque también pueden probarse los otros métodos y
todo ello siempre con la opción activa de Compensación
de punto negro; además se desactiva el control de color de la impresora
repasando que los parámetros significativos concuerdan con los usados al crear
el perfil (lado derecho de la figura 7).
Observar las copias
Las copias
impresas hay que observarlas una vez transcurrido un tiempo de secado para que
las tintas se estabilicen.
Lo mejor
es usar una lámpara con una temperatura de color entre 5.000-5.500 ºK o, en su
defecto, la luz natural del sol de mediodía. Pero si luego las vamos a exponer
y las lámparas de la sala no cumplen dicha condición, la percepción de los
colores cambiará.
Conclusiones
Una buena Gestión de color es vital y ello obliga a que
todos los dispositivos estén calibrados. Lo ideal es usar, para la edición y
almacenamiento del documento, un Espacio de color estándar que se admitido en
el programa y el monitor; adaptándolo al soporte de salida solo en el momento
de imprimir mediante un perfil específico, creado con un calibrador, y un algoritmo
de interpretación acorde a nuestro objetivo.
© Jorge Lidiano.
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