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29 de febrero de 2016

Técnica fotográfica. El libro fotográfico de autor. Apuntes de diseño

Fecha última modificación: 28/02/2016
Fecha creación: 28/02/2016
Versión: 1.0

NIVEL:      
Iniciación - Bajo - Medio - Alto – Avanzado

Si alguno de los lectores observa errores u omisiones importantes, o bien conoce otros métodos y procedimientos interesantes, si lo desea puede compartirlos y serán publicados.
               
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Si quieres ampliar el presente documento o consultar algún término de los que aparecen y no está suficientemente descrito, puedes buscar si existe otro artículo relacionado en la página: ENLACES TÉCNICA.

En ella aparecen los asuntos tratados en los tutoriales técnicos que hasta hoy he creado, todos accesibles mediante enlaces, y los que se encuentran en fase de revisión para su pronta publicación.
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ÍNDICE DEL TUTORIAL

Introducción
La estructura más habitual
La forma
El formato
La cantidad de imágenes
El tamaño
Del libro
De las imágenes
La posición
Portada y contraportada
La organización
El público
Romper ciertos moldes
Un ejemplo. El libro ‘Let’s go to the beach’
Otro ejemplo. El libro ‘Japón’
Conclusiones

Introducción

Cuando uno se plantea crear un libro con sus trabajos fotográficos puede aspirar a que este sea un objeto artístico y no conformarse con lograr un catálogo de imágenes.

Bajo dicho prisma es con el que se están evaluando muchos de los trabajos de edición actuales. De hecho, la propia denominación de Libro de Autor permite entrever y refuerza la idea expresada. Ya no basta con un buen contenido en imágenes artísticas sino que la presentación adquiere una fuerza especial; merced a la cual se reforzará o debilitará el producto final transformándolo en excepcional, simplemente normal o incluso vulgar.

En este tutorial voy a exponer algunas ideas básicas con la pretensión de que sirvan al lector para avanzar hacia un objeto más personal. Por ello las propuestas y recomendaciones expresadas no pueden considerarse axiomáticas ni definitivas, sino solo orientativas ya que no se pueden poner límites en el campo del diseño.

La estructura más habitual

Lo que inicialmente pretende un fotógrafo es que sus obras se valoren correctamente, por ello la estructura interior más utilizada se basa en ubicar una sola imagen en una sola página y con un tamaño óptimo para su correcta apreciación.

Con frecuencia se aíslan las imágenes de los textos para evitar que los últimos adquieran demasiado protagonismo y enmascaren las primeras. En consecuencia, es muy habitual situar las frases, citas y discursos en páginas independientes y preferiblemente a la izquierda, dejando las fotografías a la derecha para dotarlas de un mayor peso en coherencia con el sentido de lectura occidental, tal como se muestra en la figura 1.
Cuando la extensión es de una o muy pocas líneas y las imágenes demandan una ubicación temporal, geográfica o una pequeña referencia a lo que está sucediendo, también se suelen ubicar los textos debajo de las mismas.

El uso de páginas vacías en blanco o de otro color homogéneo se emplea para romper la monotonía y/o crear distintos bloques en los trabajos. Normalmente, estas páginas se ubican igualmente a la izquierda.

Las páginas suelen ir numeradas con un número de página entero correlativo que tiene varias utilidades: como indicador para una búsqueda rápida, para conocer el número total de páginas, para relacionar un texto con la imagen referida cuando se sitúan en páginas distintas, etc. Normalmente es de tamaño pequeño y se ubica centrado, a la derecha o a la izquierda, arriba o abajo. Este no siempre es necesario ni tampoco queda siempre bien, sobre todo si la fotografía ocupa toda la página. En el ejemplo de la figura 1 se decidió no numerar las páginas por considerar irrelevante este dato para el tipo de trabajo publicado.

Si analizamos alguna de las editoriales prestigiosas como Lumberg, podremos comprobar la adaptación casi milimétrica que dicha empresa realiza de las premisas anteriores.

La forma

El tema de la forma lo voy a tratar aquí muy someramente, dejando su estudio exhaustivo para otros documentos.

Cuando nos referimos a un libro generalmente lo relacionamos con un conjunto de hojas de visión consecutiva, encuadernadas y protegidas por unas tapas de mayor grosor.

Actualmente esto no siempre es así, de hecho proliferan otras formas que permiten ver las páginas de manera diferente, me refiero al los desplegables con formas planas, de acordeón, etc.

Los tiempos cambian y la definición actual de un libro fotográfico no parece muy clara, incluso algunos autores los identifican con un conjunto de imágenes presentadas en el interior de una carpeta o caja, cuando antes ello se denominaba porfolio.

El formato

Varias son las razones a sopesar para elegir entre los diferentes formatos vertical, horizontal o cuadrado. Entre ellas, además de la cuestión monetaria por mermas y cortes extras, destaca por su especial relevancia la coherencia con el tipo de trabajo, pensemos que sería absurdo usar un libro vertical para mostrar fotos panorámicas horizontales.

Los más extendidos son libros verticales, posiblemente por su mayor facilidad de manejo y mejor adaptación a las librerías. Las imágenes horizontales, que son estadísticamente más abundantes y se adecuan teóricamente mejor a un formato apaisado, también se suelen ver mucho en los libros verticales, bien a tamaños pequeños o extendiéndose hacia la página contigua a pesar del efecto de corte central que se produce.

El formato horizontal construido con la técnica de cuadernilllos cosidos implica un tamaño de papel muy panorámico, aunque se adapta bien a un pliego estándar cortado por la mitad.

Los libros cuadrados, o ligeramente más altos que anchos, se adaptan bien a los formatos apaisados más comunes de las imágenes y mucho mejor al cuadrado, pero presentan el inconveniente de un mayor desperdicio de papel con las medidas estándares de los pliegos.

El ejemplo mostrado en la figura 1 corresponde a un formato horizontal de dimensiones de 23 x 16’5 cm, relación de proporción entre lados de 1’4, que aumentará ligeramente al añadirle el lomo en el proceso de la encuadernación. Para su determinación se usaron criterios de economía de pliego y una buena adaptación al formato de las fotografías.

La cantidad de imágenes

Sin ánimo de generalizar, el exceso de celo de algunos fotógrafos por mostrar ampliamente trabajos monotemáticos o muy homogéneos provoca estadísticamente el aburrimiento del lector dispersando su atención. Para evitar esto, en los libros gruesos de grandes autores se cambian los tamaños o se intercalan imágenes normales con otras más atractivas o impactantes, resultando una variedad que soslaya la monotonía.

Por ello, aunque parezca a priori que una gran cantidad de imágenes dota de mayor solidez la obra de un autor, como resulta muy difícil mantener un alto nivel de calidad lo más acertado es quedarse corto que pasarse ¡Menos es más!

El tamaño

Del libro

El tamaño del libro es una decisión bastante personal en la que el coste también puede influir de manera determinante, máxime si para construirlo no aprovechamos bien los tamaños de los pliegos estándares de papel.

Los ejemplares gruesos y grandes, por ejemplo 3 cm de grosor y DIN A4 o más, son más impactantes y evidentes, pero también más pesados y difíciles de manejar y transportar. Además, los formatos horizontales grandes no caben en el fondo de las librerías y hay que colocarlos en una posición poco natural.

Los libros pequeños transmiten una sensación más intimista que induce más a la introspección y reflexión, pero las imágenes se aprecian peor y pueden quedar demasiado empequeñecidas.

De las imágenes

Las imágenes deben presentar una dimensión cómoda para su visionado, salvo que ese no sea su propósito. En un tamaño de muy pocos centímetros es difícil apreciar los pequeños detalles y otros parámetros técnicos como la nitidez, la gradación tonal, etc. Se recomienda un mínimo de 8 cm en el lado menor para fotografías con una relación de aspecto normal, pero en realidad deberían ser coherentes con la idea o sensación que queremos transmitir.

Las reglas nunca son rígidas cuando nos movemos en el campo del diseño, de hecho en la imagen de la figura 2 vemos un ejemplo que incumple la premisa anterior. A la izquierda, una serie de miniaturas que no permiten apreciar sus detalles pero cumplen con el objetivo principal de presentar una secuencia. En la página derecha se ha combinado una imagen menor de 7 cm de ancho para acompañarla con un texto.
 La posición

Dentro de una página las imágenes se suelen alinear centradas. Si van  acompañadas de un texto se desplazan a menudo hacia arriba para dejar abajo el texto y equilibrar las masas.

Los libros actuales han transgredido los límites físicos de antaño y es muy frecuente que las fotografías invadan las páginas colindantes. Ello dota al resultado de un aire de modernidad, pero implica un cierto efecto de corte y pérdida de imagen que hay que minimizar escogiendo el tipo de imagen.

Portada y contraportada

La portada y contraportada, partes del exterior delantero y trasero, tienen una especial relevancia ya que actúan como un gancho que incita frecuentemente a hojear o desechar un libro. Si fracasamos en ellas éste podría pasar desapercibido. 

Las portadas sencillas, claras y elegantes son muy atrayentes, pero también se usan otras técnicas más agresivas para captar nuestra atención. De hecho se recurre con frecuencia a utilizar imágenes impactantes o con sugerencias sensuales aunque no sean representativas del interior o, contrariamente, evitar pistas sobre el interior para despertar una mayor atracción.

Una estructura muy sistematizada y extendida para un libro fotográfico consiste en una portada en la que se incluye el título del trabajo, el nombre del autor y una fotografía y una contraportada sin contenido o con un texto no muy extenso.  

La organización

Un libro puede organizarse atendiendo a distintos criterios como: la temática, la historia, el orden cronológico, el color, etc., y habitualmente se persigue que el resultado final sea estéticamente agradable y fácil de visionar.

Si los trabajos son muy distintos es primordial crear estructuras que los agrupen bajo criterios de similitud y así dotarlos de una cierta homogeneidad evitando la dispersión.

Así, si tenemos imágenes monocromas y a todo color o de temáticas muy distintas como el retrato y el paisaje, conviene separarlas en distintos grupos. Todo mezclado no causa generalmente una buena sensación, aunque siempre existen excepciones. Por ejemplo, en el reportaje se suelen mezclar imágenes de personas en acción con otras del paisaje que las rodea, al ser todo parte de la misma historia.

El público

El público al que va destinado nuestro libro es otro aspecto importante a tener en cuenta en el proceso de diseño, sobre todo si va a ser comercializado.

No es lo mismo que vaya dirigido hacia los jóvenes, acostumbrados a un bombardeo constante de imágenes de las redes sociales que les causan una importante saturación, que su destino sea un público más maduro o más experto.

No olvidemos que un libro fotográfico es un artículo de minorías, a excepción de algunos publicados de grandes autores.

Romper ciertos moldes

Algunas de las medidas a adoptar para dotar de una mayor singularidad y romper ciertos moldes son:

-
Fragmentar las imágenes en varias páginas
-
Desplazar la posición para sangrarlas con el borde exterior
-
Abarcar con una fotografía todo el tamaño de una o de dos páginas aunque haya que recortarla
-
Utilizar páginas de mayor tamaño que hay que desplegar para su visionado
-
Colocar los textos en hojas totalmente independientes de tamaños, colores, gramajes, texturas, opacidades (trasparente, traslúcida) diferentes
-
Emplear secuencias de imágenes

En la figura 3, y en otras imágenes anteriores, se incluyen patrones que no siguen las normas más clásicas y que cumplen con algunas singularidades enumeradas anteriormente.
 La estructura típica de un libro encuadernado con hojas consecutivas cosidas en cuadernillos o a la japonesa, puede reemplazarse para trabajos poco extensos con formas en fuelle u otro tipo de desplegable, sopesando si nos interesa la originalidad o la practicidad.

La figura 4 nos aproxima al efecto resultante cuando para los textos se usa un tipo de papel distinto al de las imágenes, en este caso traslúcido. En este ejemplo ambos papeles ocupan página y media creando una simetría inversa, con una superposición concebida para dejar visible al sujeto principal y velar parcialmente el resto de la fotografía. Además, observando aisladamente la página de la izquierda entenderemos el diálogo simple construido entre dos fragmentos: el mar y el texto; que introduce una desnuda reflexión sobre uno de los aspectos debatibles en el arte.  
 El exceso de celo para quebrantar normas ha llevado a algunos autores a grapar las hojas, pegar las fotos en álbumes estándares, imprimir todo el trabajo en un único pliego presentándolo plegado y moldeando una caja al desplegarlo, etc.; ocasionalmente con resultados de gusto controvertido. Todas esas formas son indiscutiblemente muy originales y si alguien no se atreviese a presentarlas no se avanzaría, aunque intentar darles categoría de Libro de Autor no queda para algunos círculos al margen de la polémica.

Un ejemplo. El libro ‘Let’s go to the beach’

La idea para mi último libro era crear una organización con un esqueleto aleatorio en coherencia con el trabajo fotográfico original. Por ello, decidí que la estructura de las páginas fuera determinada automáticamente usando un proceso del programa Microsoft Excell.

El algoritmo aleatorio asignó a cada número de página de la primera mitad del libro, salvo para la primera y la última, una estructura compositiva entre las previamente por mi definidas: foto a página completa, dos fotos, 4 fotos, miniaturas, solo texto, foto con texto, etc. La otra mitad del libro se construyó repitiendo la misma distribución obtenida para conseguir una perfecta simetría que se intuye observando las páginas centrales.

La selección de las imágenes y los textos de cada página se hizo manualmente bajo criterios estéticos, de equilibrio y gusto personal; pero sin adaptase a normas muy extendidas como lo es, por ejemplo, el ubicar el currículo al final del libro (figura 5).  
 El libro combina textos de reflexiones propias con otras de otros autores que me han impactado o son coherentes con el trabajo presentado.

Además, se buscaron otras curiosidades como que el total de páginas coincidiera con la edad del autor en el momento de su creación, que el día del mes en el que se utilizó el algoritmo aleatorio fuese igual al número de páginas asignadas por el mismo, que sobre la fortuita estructura se superpusiera una ordenación simétrica...

Otro ejemplo. El libro ‘Japón’

He elegido como ejemplo de un formato excesivamente vertical el libro de Bernard Descamps titulado ‘Japón’. Es un libro excelente que recomiendo a los lectores.

El autor parisino, que desarrolla normalmente su trabajo en formato cuadrado, quiso publicar algunas de las imágenes a sangre y ocupando dos páginas, resultando un libro con una proporción 1:2 poco usual y un tamaño de 11 x 22 cm.

Las imágenes que se muestran en la figura 6 no son del autor del libro referido. Con ellas se pretende recrear como quedaría el aspecto situando una sola fotografía en una página (izquierda) y dos imágenes en dos páginas (derecha).

Para imitar la estética del libro original, he convertido las imágenes a escala de grises y las pequeñas las he ajustado al borde superior, en lugar de situarlas centradas o un poco más desplazadas hacia abajo como es más habitual. El fotógrafo Bernard Descamps demostró con ello su atrevimiento para romper algunas de las reglas de la maquetación tradicional.
Conclusiones

Crear un libro propio participando completamente en su diseño, y si es factible en la autoproducción, es muy gratificante. Pero aún lo es más si nos saltamos ciertas normas demasiado rígidas que lo convertirían en uno más.

Debemos atrevernos a experimentar con los tamaños, posiciones de imágenes y de textos, incluso cambiar dimensiones y recortar fotografías para adaptarlas mejor a nuestros propósitos. Hay que meditar y decidir si lo que buscamos es una obra con valor intrínseco o simplemente un catálogo sin más pretensión.

Por otro lado, no podemos olvidar que un diseño muy original anularía el protagonismo de las obras por lo que, como generalmente ocurre en muchos campos, se requiere un justo equilibrio entre ambos objetivos. 

© Jorge Lidiano.
Todos los derechos reservados sobre los textos e imágenes del presente documento, solo podrán ser utilizados con la autorización expresa de su autor

11 de agosto de 2015

Técnica fotográfica. Breves.¿Qué es un histograma?


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En ella aparecen relacionados los asuntos tratados en los tutoriales técnicos que hasta hoy he creado, todos accesibles mediante enlaces, y los que se encuentran en fase de revisión para su pronta publicación.
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En el modelo de color RGB un tono se codifica mediante un valor en cada una de sus tres componentes: roja, verde y azul (en inglés Red, Green y Blue). Si las tres tienen el mismo valor la tonalidad representada es un blanco (R=G=B=255), un negro (R=G=B=0) o un gris.

El histograma es una representación en modo gráfico de los valores con los que identificamos digitalmente las diferentes tonalidades. Su forma puede asemejarse a la del área negra mostrada en la imagen izquierda de la figura 1, correspondiente a la fotografía de la derecha. Y en ella se pueden identificar tres zonas significativas remarcadas con elipses: la de la izquierda de trazo rojo correspondería a las sombras, la verde a los tonos medios y la azul a las luces.

Las alturas representan la suma de las veces que se repite un valor en cualquier componente de cada píxel de la imagen. Éstas se ajustan al máximo de la ventana de representación, en nuestro caso del panel de Niveles de Photoshop (PS), de manera tal que al valor que más se repite le corresponde la altura mayor (en el ejemplo es 128 y está situado en la mitad del rango) escalando el resto proporcionalmente.
Sobre la misma figura se ha señalado la altura del segundo valor que más se repite con una línea naranja. Este valor es aproximadamente 45 y corresponde al tono oscuro de la sombra de la pared de la fotografía (zona de puntas de flecha de la fotografía de la figura 1). Además, es un tercio menos alto que el mayor y se ubica en la posición relativa del eje horizontal de rango 0 a 255.

A simple vista la forma del histograma nos informa sobre el peso relativo de tonalidades en sombras, en tonos medios o en luces. Si hay muchos valores en los extremos del eje horizontal  (0 ó 255) y no están muy dispersos habrá pérdida significativa de detalle.

Tonos en color

En la figura 2 vemos tres colores y sus valores de componentes correspondientes en el rango de 0 a 255. Es importante conocer que aunque el color de cada componente esté codificado internamente con 16 bits (de 0 a 65.535) en PS los valores se muestran en el panel Información con solo 8 bits (de 0 a 255).

Si analizamos el histograma del color rojo, situado debajo del mismo, vemos que aparecen dos líneas verticales negras: una en el valor 0 y otra en el 255. Como el tono es uniforme, tenemos el mismo valor RGB en cada píxel (componentes R=255 y G=B=0) por lo que existen el doble de valores a 0 que a 255, y estos se representan en el histograma con el doble de altura de la primera línea respecto a la segunda.

La tonalidad naranja, situada en el centro de la misma figura, tiene valores R, G y B distintos por lo que aparecen tres líneas verticales. Conviene observar que la componente G (verde) se sitúa en la mitad de la escala al ser ésta lineal y su valor la mitad, pero no tiene relación con el número 1,00 situado debajo del cursor deslizante de color gris mientras si lo tienen los valores situados debajo de los cursores blanco y negro .

Por último la tonalidad rosácea (parte derecha de la figura) se representa con dos líneas, una centrada que se corresponde a los valores 128 con el doble de altura que la otra situada en el valor 255.
Tonos en Escala de grises


Una imagen en modo Escala de grises equivale a una en modo Color cuyas componentes R, G y B tienen el mismo valor, por lo que en un histograma de un único tono veremos siempre una sola línea.

La parte superior de la figura 3 muestra cinco tonos (rectángulos del negro al blanco) con los valores de luminosidad 0, 64, 128, 192 y 255 de izquierda a derecha respectivamente.

Como todos los píxeles en un mismo rectángulo son iguales y todos los rectángulos tienen el mismo número de píxeles, la cantidad de valores de cada tono es la misma y por tanto iguales todas las alturas en el histograma. 
Histograma amplio

En la figura 4 se muestra una imagen de blanco y negro convertida a color a la que se le ha añadido una ligera coloración. Su histograma (área negra del panel Niveles) presenta una distribución de tonalidades continua que delata la abundancia de tonalidades registradas que cubren todos los valores, aunque sobresale una línea centrada en la ventana del panel que nos indica que el valor 128 es el que se repite más veces en las componentes RGB de cada píxel.


© Jorge Lidiano.
Todos los derechos reservados sobre los textos e imágenes del presente documento, solo podrán ser utilizados con la autorización expresa de su autor

1 de noviembre de 2014

Técnica fotográfica. Imprimir. El blanco y negro

Fecha última modificación: 01/11/2014
Fecha creación: 01/11/2014
Versión: 1.0

NIVEL:      
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DOCUMENTOS RELACIONADOS

Los siguientes documentos pueden ser un complemento necesario o interesante para entender este tutorial:


Además, he publicado otros documentos relacionados con el proceso de la impresión. Se puede acceder a ellos a través de su índice con el enlace:



Introducción

Cuando editamos una imagen en riguroso blanco y negro con frecuencia no nos planteamos la conveniencia de procesarla en monocromo sino que la trabajamos directamente en color.

Emplear la última codificación no nos aporta realmente nada –por ejemplo en el Modelo de color RGB los tres canales tendrían la misma información redundante- sino que en todo caso aumenta el tamaño del archivo y su tiempo de procesado.

He usado el término riguroso para distanciarme de una imagen en color, cuya diferencia mínima de valores de sus canales puede crear una tonalidad difícil de apreciar visualmente y que resulte asimilable a un blanco y negro.

Por ejemplo, en la figura 1 vemos un blanco y negro puro donde los tres canales en Color RGB cumplen en cada píxel la igualdad de valores R=G=B, mientras que en la figura 2, también Monocromática, existe una ligera dominante azul difícil de apreciar y no se cumple estrictamente la igualdad de las tres componentes. 

La fotografía analógica de negativos en blanco y negro no crea confusión en su proceso, la imagen es capturada sobre una emulsión específica y tratada con los químicos apropiados, aunque también es cierto que en los últimos tiempos aparecieron procesos que producen un film monocromático basándose en una composición de película de color.

En dicha modalidad las variaciones de tonalidades no estrictamente grisáceas, se obtienen combinando el papel y el revelador para conseguir coloraciones que van desde las muy cálidas a las muy frías. Además, el uso de procesos posteriores como los virajes al oro, selenio, sepia, etc., o el empleo de métodos especiales como el Colorvir, permite crear imágenes coloreadas total o parcialmente de uno o más tonos.

Defectos en la apreciación del color de las copias

En una copia impresa, dependiendo de las tintas utilizadas, las tonalidades de color que percibimos pueden cambiar según la posición o la coloración de la fuente de luz con la que se observa, causando dos defectos de apreciación que son frecuentes y que conviene conocer, a saber, el Bronzing  y el Metamerismo.

Bronzing

En las fotografías impresas con tintas basadas en pigmentos naturales puede aparecer, sobre todo en las zonas más oscuras, un efecto que recuerda al brillo de una superficie de bronce y que se conoce como Bronzing

Este defecto no es muy importante ya que, aunque exista, para apreciarlo hay que curvar o buscar una determinada inclinación en la observación de la imagen y no es visible con una posición normal (horizontal o vertical).

Metamerismo

Se entiende por Metamerismo cuando dos colores diferentes con determinadas fuentes o condiciones de luz se ven como iguales.

Ello puede producir que la copia impresa se aprecie con dominantes de color o colores diferentes que son relativos a la fuente de luz con la que la observamos, y provocar que una imagen en blanco y negro se perciba como verdosa o magenta si no se han utilizado solo tintas grises en su impresión.

El causante principal de este fenómeno es la tinta amarilla y dependiendo de su cantidad y su distribución en la imagen puede acusarse más el defecto. De hecho existen programas que alteran la trama, convirtiéndola por ejemplo a estocástica, para minimizarlo o quitarlo.

Como editar una imagen en blanco y negro con Photoshop

En Photoshop (PS) no es lo mismo procesar una imagen con el Modo Color RGB que previamente se ha convertido a blanco y negro con algún proceso como por ejemplo Desaturar, que editarla directamente en Escala de grises.

De hecho, en el segundo modo, muchas de las opciones del programa funcionan de manera diferente, por ejemplo el Selector de color transforma el color elegido a un gris, impidiendo que las herramientas, los procesos, etc., puedan crear una tonalidad no grisácea. Ello es lógico si pensamos que solo existe un canal, que se denomina en PS canal Gris, mientras que en color al existir tres componentes es factible actuar de manera independiente sobre cada una de ellas.
 
Existen por tanto varias formas de editar una fotografía en blanco y negro y su elección dependerá de si precisamos tener coloraciones fuera de la gama de grises, por ejemplo para crear efectos de virajes, duotonos, etc. Pero si buscamos un blanco y negro riguroso lo normal es procesar la imagen con tonalidades grises y evitar así que con operaciones incorrectas se puedan crear dominantes de color.

Fotografía avanzada en blanco y negro

En algunas  impresoras como las de la serie K de Epson existe la posibilidad de editar en Escala de grises y añadir la coloración después, en el proceso de salida, aunque con ciertas limitaciones. Éste es el caso del plotter Epson 7800 que uso habitualmente cuya opción de Foto ByN avanzada la contempla, y que es igualmente aplicable a otros equipos superiores como el 9800 o inferiores de la serie como el 4800.

Con este método se puede imprimir una imagen perfecta en blanco y negro dejando que la Gestión de color la realice el propio equipo y según el fabricante no aparecen los problemas de Metamerismo y Bronzing.

El archivo de origen puede prepararse en edición con cualquier Modo de Color y no es estrictamente necesario que esté en Escala de grises. Además, si el archivo lleva un perfil incrustado, por ejemplo el propio perfil del papel, los resultados son también los mismos, por lo que para no marearse y que el archivo ocupe menos lo más recomendable es cambiar el modo y trabajar siempre en Escala de grises.   

Usar este método implica desactivar previamente la gestión de color del programa y seleccionar las opciones adecuadas en el driver de la impresora.

Para ello en el parámetro Color, del panel de Propiedades del dispositivo, elegimos la opción Foto ByN avanzada y clicamos sobre Más ajustes para abrir un nuevo cuadro de dialogo denominado Más opciones. Hay que considerar que la opción de blanco y negro no está accesible para todos los tipos de papel, por lo que hay que buscar uno que si la permita y se asemeje al nuestro en cuanto a tipo de superficie y grosor.

El nuevo panel nos deja elegir la Tonalidad de color clicando en un punto del círculo de color o introduciendo directamente los valores en los campos Horizontal y Vertical, que cuantifican una desviación relativa (entre -75 y +75) respecto al centro del círculo. Con cualquiera de las dos intervenciones el campo nos mostrará el texto Ajuste fino.

También es factible usar directamente uno de los cuatro ajustes, aunque solo son valores predeterminados cuya equivalencia es la siguiente:


TONALIDAD


HORIZONTAL

VERTICAL
POSICIÓN PUNTO SELECTOR
Neutro
0
0
Centro
Frío
-8
-45
3º cuadrante
Cálido
4
20
1º cuadrante
Sepia
40
48
1º cuadrante

Para que coincida el detalle y la profundidad de sombras que observamos en el monitor hay disponibles cinco alternativas para el campo Tono (K), siendo la intermedia (Oscuro) normalmente la más apropiada si la pantalla está bien ajustada.    

Por otro lado, hay que llevar cuidado en el orden de asignación de las opciones ya que al elegir una de las preselecciones de la tabla anterior altera el ajuste de K que se sitúa inicialmente en la opción Más oscura y ésta puede no ser la deseada. Además, si cambiamos de opción de Tono (K) se mantiene la posición del punto del círculo de color pero el texto de la tonalidad cambia a Ajuste fino lo que nos puede provocar alguna extrañeza o confusión.

La figura 3 destaca los ajustes de los parámetros básicos mencionados, y en ella vemos que además es posible reajustar el brillo y el contraste e incluso asignar una tonalidad diferente a las sombras y a las luces, abriéndose con ello infinitas posibilidades de edición.

Por último, mencionar que resulta absurdo facilitar valores para los parámetros anteriores de uso personal, ya que el resultado obtenido depende, amén de nuestros gustos, del soporte del papel. Así, un tono cálido será potenciado si el propio papel tiene una base cálida y neutralizado si lo es fría, y una tonalidad que yo considero espléndida a otro autor puede no parecerle tanto.

Conclusiones

La aplicación del método de Foto ByN Avanzada con las impresoras de la serie K de Epson resuelve los problemas de Metamerismo, pero el hecho de no usar un Perfil de color específico para el papel conlleva un ajuste inicial de la tonalidad de la imagen que entraña la realización de pruebas exhaustivas de color. 

© Jorge Lidiano.
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