Sobre la tortilla de patatas. ©
Jorge Lidiano
De más joven, en la década de los
70, después de una jornada laboral solía -como premio- acudir al pub 'El
Forat', que regentaba Tony en Alicante. Allí, me daba el gustazo de probar,
acompañada de un vasito de vino, la magnifica tortilla española, con o sin
cebolla, y cuyo grosor era considerable. Creo que aquel momento y lugar marcó
mi gusto personal por esa comida.
Parece fácil, pero lo increíble es
que en la actualidad, en pocos bares o restaurantes consigo ni tan siquiera
aproximarme a ese espléndido sabor, de hecho las decepciones son continuas. La
última vez, tuve el disgusto de almorzarme con una cuya patata laminada estaba
cruda y el huevo demasiado dorado, bueno, ¡y de su estética mejor no hablamos!.
¿Cómo es posible que en ese tipo
de establecimientos no sepan hacer algo tan básico?, debería ser imperativo
para montar esos negocios.
Pienso que en la hostelería se
tendría que exigir unos mínimos en la elaboración de algunos platos tan
arraigados. Yo, personalmente, si abriera un negocio de este tipo me los
impondría. No basta con una buena higiene y manipulación, sino también hay que 'saber
hacer', y con ello no estoy demandando 'la tortilla desestructurada de
Ferrán Adriá'
Entiendo que a nadie le agrada
tomar preparados con mal sabor, insípidos y en algunos casos poco saludables, o
por lo menos para alguien que concibe 'el comer como un placer'.
Considero una estafa tener que
pagar por ello y, además, con un derecho de queja limitado. Si nuestro problema
es el tiempo, es preferible no comerla o comprar un producto pre-cocinado o
enlatado, ya que al menos conocemos a lo que nos arriesgamos, en lugar de ser
camelado y engañado en un restaurante.
Como 'para gustos no hay nada
escrito', y estos son subjetivos, hoy voy a enumerar cuáles son los míos,
en los que me baso para realizar las anteriores afirmaciones y por si coincido
con alguien.
1.
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Los ingredientes deben ser
buenos, utilizar aceite de oliva y por su puesto no mezclar patatas de
distinto tipo
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2.
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No debe quedar aceitosa
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3.
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En el interior la patata debe
ser abundante cubriendo en un alto porcentaje toda su sección, es decir que
predomine esta frente al huevo
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4.
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El huevo tendría que dorarse
solamente de manera muy ligera, y evidentemente nunca quemarse
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5.
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A mí me gusta más bien jugosa,
es decir, no excesivamente cuajada, aunque en un restaurante esto no parece
estar permitido. En ese aspecto entiendo que si que interviene más la
subjetividad
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Por lo que he escrito hoy y en
otras ocasiones quizás os parezca excesivamente sibarita pero realmente creo
que no es así, me gustan las comidas tanto tradicionales como las de diseño,
pero... eso sí, correctamente cocinadas.
© Paulina López.
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Qué buena pinta Paulina!!! La pondré en práctica a ver si para esta Semana Santa me sale. Gracias. Ángel
ResponderEliminarPor lo que vi en el video esta receta es muy sabrosa y fácil de preparar, por eso yo también me animaría a preparar este espectacular platillo.
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