Fecha última modificación: 16/05/2015
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Fecha creación: 16/05/2015
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Versión: 1.0
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NIVEL:
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Iniciación - Bajo - Medio
- Alto – Avanzado
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DOCUMENTOS RELACIONADOS
Los siguientes documentos pueden
ser un complemento necesario o interesante para entender o ampliar este
tutorial:
Además, he publicado o publicaré otros documentos
relacionados directamente con este tema. Se puede acceder a ellos a través del
enlace:
Introducción. La geometría oculta
Regla de los Tercios
Simetría Dinámica
Aplicación práctica en la fotografía
Conclusiones
Introducción. La geometría oculta
Sustentarse en la propia geometría
de las escenas, buscando figuras fácilmente reconocibles y regulares como los
cuadrados, rectángulos, círculos, triángulos, líneas, o apoyarse en formas simétricas
y trazos predominantes, es un recurso interesante para potenciar la buena composición.
Los humanos mostramos una cierta tendencia a valorar más lo que nos resulta reconocible
o que nos rememora algo.
Una imagen presenta por un lado
los elementos geométricos que son claramente visible y detectables como las
formas y los recursos anteriormente mencionados. Y por otro, un esqueleto oculto
en reglas matemáticas exactas que actúan a nivel del subconsciente y que no son
claramente detectables por el observador sin un análisis pormenorizado de su
estructura constructiva.
Regla de los Tercios
Si dividimos una imagen en tres
partes iguales con dos líneas rectilíneas en horizontal y hacemos lo mismo en
vertical crearemos finalmente 9 áreas iguales y 4 puntos de intersección predominantes
que denominamos sensibles, magnéticos o fuertes (cruces de las rectas
color magenta de la figura 1).
En los puntos el observador fijará
su mayor atención, por lo que si descentralizamos el motivo principal
colocándolo sobre alguno de ellos, la escena resultará más interesante y
cautivadora, encubriendo una composición más compleja que la de una simple ubicación
centrada.
Análogamente, si hay varios
motivos se deberían distribuir en los distintos puntos pero ello puede resultar
complicado, aunque si son solo dos lo interesante es ocupar los que conformarían
una de las diagonales para conferir un mayor dinamismo de imagen.
Otro tanto ocurre con los
trazos predominantes y muy
significativos como suele ser el horizonte en un paisaje. En este caso es
recomendable ubicarlo sobre una de las líneas de los tercios dando
predominancia al cielo o a la tierra, según pretendamos radiar la sensación de
estabilidad y solidez del suelo o la movilidad e incorporeidad de la atmósfera.
La regla mencionada tiene su
origen en la pintura y su uso está muy popularizado. Su concepción se sustenta
más concretamente en el paisaje con dos o tres partes muy delimitadas
-tierra/mar, mar/cielo, tierra/cielo, tierra/mar/cielo-, donde para dar mayor
predominancia a una zona respecto a la otra surge la aludida relación cuya
proporción matemática lo logra excepcionalmente.
La figura 1 muestra como
ejemplo la toma original de un paisaje marino y tres versiones de re-encuadre
en base al supuestamente sujeto principal, y que han sido confeccionadas durante
el tratamiento posterior usando un programa de edición como el Photoshop (PS). Las
imágenes se muestran superpuestas por las líneas de los tercios (color magenta)
y por las centrales (color rojo) para comprobar donde caen posicionalmente los
motivos.
En la primera imagen (superior
izquierda según numeración de izquierda a derecha y de arriba a abajo) el autor
ha conseguido, en el instante de la captura, situar el personaje centrado
respecto al marco de la valla de madera así como alineado en la posición
superior, pero ha quedado fuera de las referencias significativas. Recortando
la imagen se logra desplazarlo y situarlo sobre alguna de las líneas de la
norma.
De todas las propuestas la última
imagen, es la que cumple idealmente con el criterio de los tercios respecto al
sujeto principal pero no con relación al horizonte, dejando abiertas más
interpretaciones con alguna de ellas ya planteada como sucede en la segunda
fotografía.
Por otro lado, en dos de las
cuatro figuras vemos un trozo de valla (zona inferior izquierda) que genera un
ruido afeando la composición y rompiendo la simpleza y homogeneidad general. Éstos
dos encuadres son menos acertados que los otros y trasladan una cierta inquietud
por el corte extraño de dicho objeto.
No deja de sorprender el hecho de que
siendo una regla tan usada e interesante, no se incluyan dichas líneas en la
mayoría de los visores de las cámaras cuando muchas incorporan rejillas pero de
dimensiones diferentes. Algunos modelos de cámaras digitales si lo permiten
sobre la pantalla, en todo caso si para nosotros es básico basta con colocar
una pegatina trasparente con las líneas dibujadas sobre ella.
Simetría Dinámica
El ser humano es de naturaleza inconformista
y se cuestiona constantemente, tal vez por aburrimiento, todas las leyes y normas,
incluso las ya consolidadas. La
Regla de los Tercios no se ha podido permanecer al margen de
tal inquietud y algunos autores la consideran actualmente muy estática e, ‘hilando
más fino’, proponen otros puntos de interés que según ellos conceden a la
imagen un mayor dinamismo gestándose una nueva regla que se ha denominado de Simetría
Dinámica.
En la figura 2 vemos dichos
puntos dinámicos (remarcados por la circunferencia azul), obtenidos por
el cruce entre las líneas diagonales del formato (negras) y las perpendiculares
a las mismas (rojas) que cruzan y finalizan además por los vértices. Como se
aprecia en las partes de la figura, la posición resultante es muy distinta
dependiendo de la proporción de los lados del formato, presentando ubicaciones
extremas en medidas panorámicas, solapadas para el tamaño cuadrado y o muy
dispares o bastante próximas a las de la Regla de los Tercios, como sucede con el último
supuesto y las dimensiones Full Frame de la fotografía del autobús.
A/B = B/(A+B) o B/A = (A+B)/B, que
equivale a un factor o Número Áureo de 1’ 6180339887.
Expresado con palabras diríamos
‘lo Mayor es al Menor como el Todo lo es al Mayor’.
Si queremos documentarnos más hay
que remontarse a Leonardo Pisano creador de la serie infinita ascendente
Fibonacci, que arranca en el 0 y el 1 y es construida de forma que la
suma de dos números consecutivos genera el siguiente. Sus primeros valores son
por tanto: 0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89, 144...; y conforme los
números son más altos la división de un valor con el anterior se aproxima más al
número áureo (probar los dos últimos valores publicados).
En la naturaleza se encuentran
ejemplos con algunos aspectos que siguen dicha serie como el número de
espirales de una piña y del brócoli romanesco (8 y 13 según sentido) o las de
la flor de girasol (21 y 34), el número de pétalos de una margarita que toman
siempre un valor de la misma, la distribución de las hojas de la planta el
botón de plata, las proporciones de las hojas del olmo e higuera o la secuencia
de algunos huesos de nuestro cuerpo.
Es notable y muy conocida la Espiral Áurea o Espiral
de Oro, circunscrita en una sucesión de rectángulos de proporciones áureas
y construida con sectores de circunferencia de 90º (figura 4). Se
encuentra de forma natural en conchas marinas, especialmente en el nautilus, y
su desarrollo constructivo está extensamente documentado por lo que no vamos a
reiterarnos.
Hay una coincidencia de proximidad
entre el punto de origen de la espiral (remarcado con un trazo azul en la figura
4) y los puntos magnéticos (cruce de las líneas magenta) de la Regla de los Tercios, que pude
darse en cualquiera de ellos dependiendo de la orientación y sentido de la curva,
curvas de color rojo del primer y de los segundos planos de la misma figura.
En las grandes obras clásicas de
la pintura se han buscado y encontrado relaciones áureas, desconociendo si se
usaron de manera consciente o no. Tal es el caso de El hombre ideal o de Vitruvio con la razón entre el lado del
cuadrado y el radio del círculo, o la circunscripción compositiva en varios
rectángulos de la Última cena
o las analogías establecidas con la espiral áurea en el rostro de La
Gioconda , todas ellas de Leonardo Da Vinci. También, El nacimiento de Venus de Botticelli
muestra proporciones áureas en secuencia que fraccionan las distintas partes
del cuerpo de la diosa representada. En arquitectura destacan el Partenón de
Atenas y la fachada principal de la universidad de Salamanca con rectángulos en
proporciones áureas.
En la actualidad, algunos autores
la emplean de manera consciente en las artes plásticas, la arquitectura, la
música, el diseño, etc., como es el caso del formato de una tarjeta de crédito o
de los tres rectángulos áureos del edificio de las Naciones Unidas en NY.
Fechner demostró estadísticamente la mayor atracción sobre
el observador de un rectángulo áureo frente a otros muy usados como lo son: las
dimensiones del negativo de 35 mm, la hoja DIN A4, los formatos cuadrados o la pantalla
estándar de un televisor de relación 16/9 ¡Las medidas áureas semejaban más
naturales para los encuestados!
Aplicación práctica en la fotografía
La aplicación de proporciones
áureas en la fotografía depende de la modalidad de la fotografía: paisaje,
retrato, reportaje, estudio..., y de varios factores relacionados con las
posibilidades de manipulación de la escena. Así, mientras que en un bodegón
construido en un estudio, puede ser muy factible e inmediata, en un escenario
real y encontrado resulta más complicada cuando no imposible.
Aún así, se nos ocurren algunas
aplicaciones simples. Por ejemplo, en un paisaje de tierra, mar y cielo bastaría
para iniciarse con que las alturas obtenidas en la imagen final de cada parte
mantuvieran la proporción requerida.
En la figura 5 se ha
buscado dicha situación recortando la imagen original de formato Full Frame
(proporción 3/2) para crear un rectángulo de dimensiones más próximas a las
áureas, por ejemplo de relación 5/3 o exactamente con el Factor Áureo que es un
formato algo más panorámico.
Tras recortar la imagen quitando
parte del cielo para dar predominancia a la arena el contenido presenta,
casualmente, tres franjas diferenciadas: la del cielo hasta el horizonte marino,
la que ocupa en altura a la persona y la que se extiende por debajo de la mano.
Sus proporciones muy próximas al 20, 30 y 50% respectivamente siguen la serie
de Fibonacci y, además, el sujeto principal ha caído prácticamente en el primer
punto fuerte de la Regla
de los Tercios.
En la figura 6 se compara
la imagen original y la recortada persiguiendo un doble objetivo: primero que
rectángulo resultante tenga la proporción áurea, y en segundo lugar que el ojo de la niña se sitúe exactamente en el primer
punto sensible de la Regla
de los Tercios. La fotografía obtenida finalmente presenta un retrato más
próximo y más comprimido del personaje, donde se pierde profundidad en el fondo
y se recortan las dimensiones de los píxeles finales, por lo que personalmente prefiero
la toma original. Además, en la primera imagen la posición un poco desplazada del
ojo respecto a la vertical nos acerca más hacia un punto predominante de la Simetría Dinámica.
Los captadores sensibles (película,
sensor digital) en la fotografía parten de proporciones no áureas, peores y más
alejadas cuanto más se aproximan a dimensiones cuadradas o panorámicas, y sin
embargo dichos formatos han sido habituales en las obras de autores consagrados
alumbrando magníficas fotografías.
Por último quiero resaltar que la
aplicación del factor áureo a las proporciones del formato de la imagen supone
perder tamaño y número de píxeles por lo que, desde ese punto de vista, en la
actualidad no me resulta especialmente interesante.
Conclusiones
De todo lo visto y analizado, es
relativamente fácil inferir que las reglas no se pueden ni deben aplicar a ‘rajatabla’,
sino servir como consejos o guía orientativa siempre que no choquen o repriman
nuestros impulsos creativos.
Conocerlas es importante como también,
o más, lo es la experiencia adquirida, absorbida y posteriormente automatizada,
fruto de la observación y el análisis de las obras de otros autores. Además, en
muchas ocasiones, ¡Romper las reglas puede ser visualmente más interesante que
seguirlas! Y servirnos como neutralizador del agotamiento mental, corpóreo o de
ideas, que llegan a engendrar.
Personalmente utilizo en mis
encuadres compositivos la intuición y el saber consolidado tras la práctica de no
pocos años de experiencia. No es por
tanto una constante en mi trabajo utilizarlas habitualmente, y menos aún con el reportaje. Solamente, si el tiempo me
lo permite y me acuerdo, intento practicarlas en los campos fotográficos que no
requieren inmediatez de la toma.
© Jorge Lidiano.
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