21 de mayo de 2015

Técnica fotográfica. Encuadre y composición. El esqueleto geométrico

Fecha última modificación: 16/05/2015
Fecha creación: 16/05/2015
Versión: 1.0

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DOCUMENTOS RELACIONADOS

Los siguientes documentos pueden ser un complemento necesario o interesante para entender o ampliar este tutorial:


Además, he publicado o publicaré otros documentos relacionados directamente con este tema. Se puede acceder a ellos a través del enlace:

Introducción. La geometría oculta
Regla de los Tercios
Simetría Dinámica
La Proporción Áurea
Aplicación práctica en la fotografía
Conclusiones

Introducción. La geometría oculta

Sustentarse en la propia geometría de las escenas, buscando figuras fácilmente reconocibles y regulares como los cuadrados, rectángulos, círculos, triángulos, líneas, o apoyarse en formas simétricas y trazos predominantes, es un recurso interesante para potenciar la buena composición. Los humanos mostramos una cierta tendencia a valorar más lo que nos resulta reconocible o que nos rememora algo.

Una imagen presenta por un lado los elementos geométricos que son claramente visible y detectables como las formas y los recursos anteriormente mencionados. Y por otro, un esqueleto oculto en reglas matemáticas exactas que actúan a nivel del subconsciente y que no son claramente detectables por el observador sin un análisis pormenorizado de su estructura constructiva.

Regla de los Tercios

La Regla de los Tercios es uno de los primeros métodos compositivos y una de las más usadas y aconsejadas por los fotógrafos. Tal vez por su fácil entendimiento, práctica inmediata y diáfana organización. Se emplea normalmente en el momento de la toma pero, al igual que ocurre con las otras recomendaciones que estudiaremos más adelante, no siempre es posible su aplicación intuitiva sino que dependerá bastante de los elementos de la escena a inmortalizar.

Si dividimos una imagen en tres partes iguales con dos líneas rectilíneas en horizontal y hacemos lo mismo en vertical crearemos finalmente 9 áreas iguales y 4 puntos de intersección predominantes que denominamos sensibles, magnéticos o fuertes (cruces de las rectas color magenta de la figura 1).

En los puntos el observador fijará su mayor atención, por lo que si descentralizamos el motivo principal colocándolo sobre alguno de ellos, la escena resultará más interesante y cautivadora, encubriendo una composición más compleja que la de una simple ubicación centrada.

Análogamente, si hay varios motivos se deberían distribuir en los distintos puntos pero ello puede resultar complicado, aunque si son solo dos lo interesante es ocupar los que conformarían una de las diagonales para conferir un mayor dinamismo de imagen.

Otro tanto ocurre con los trazos  predominantes y muy significativos como suele ser el horizonte en un paisaje. En este caso es recomendable ubicarlo sobre una de las líneas de los tercios dando predominancia al cielo o a la tierra, según pretendamos radiar la sensación de estabilidad y solidez del suelo o la movilidad e incorporeidad de la atmósfera.

La regla mencionada tiene su origen en la pintura y su uso está muy popularizado. Su concepción se sustenta más concretamente en el paisaje con dos o tres partes muy delimitadas -tierra/mar, mar/cielo, tierra/cielo, tierra/mar/cielo-, donde para dar mayor predominancia a una zona respecto a la otra surge la aludida relación cuya proporción matemática lo logra excepcionalmente.

La figura 1 muestra como ejemplo la toma original de un paisaje marino y tres versiones de re-encuadre en base al supuestamente sujeto principal, y que han sido confeccionadas durante el tratamiento posterior usando un programa de edición como el Photoshop (PS). Las imágenes se muestran superpuestas por las líneas de los tercios (color magenta) y por las centrales (color rojo) para comprobar donde caen posicionalmente los motivos. 
En la primera imagen (superior izquierda según numeración de izquierda a derecha y de arriba a abajo) el autor ha conseguido, en el instante de la captura, situar el personaje centrado respecto al marco de la valla de madera así como alineado en la posición superior, pero ha quedado fuera de las referencias significativas. Recortando la imagen se logra desplazarlo y situarlo sobre alguna de las líneas de la norma.

De todas las propuestas la última imagen, es la que cumple idealmente con el criterio de los tercios respecto al sujeto principal pero no con relación al horizonte, dejando abiertas más interpretaciones con alguna de ellas ya planteada como sucede en la segunda fotografía.

Por otro lado, en dos de las cuatro figuras vemos un trozo de valla (zona inferior izquierda) que genera un ruido afeando la composición y rompiendo la simpleza y homogeneidad general. Éstos dos encuadres son menos acertados que los otros y trasladan una cierta inquietud por el corte extraño de dicho objeto.

No deja de sorprender el hecho de que siendo una regla tan usada e interesante, no se incluyan dichas líneas en la mayoría de los visores de las cámaras cuando muchas incorporan rejillas pero de dimensiones diferentes. Algunos modelos de cámaras digitales si lo permiten sobre la pantalla, en todo caso si para nosotros es básico basta con colocar una pegatina trasparente con las líneas dibujadas sobre ella.

Simetría Dinámica

El ser humano es de naturaleza inconformista y se cuestiona constantemente, tal vez por aburrimiento, todas las leyes y normas, incluso las ya consolidadas. La Regla de los Tercios no se ha podido permanecer al margen de tal inquietud y algunos autores la consideran actualmente muy estática e, ‘hilando más fino’, proponen otros puntos de interés que según ellos conceden a la imagen un mayor dinamismo gestándose una nueva regla que se ha denominado de Simetría Dinámica.   

En la figura 2 vemos dichos puntos dinámicos (remarcados por la circunferencia azul), obtenidos por el cruce entre las líneas diagonales del formato (negras) y las perpendiculares a las mismas (rojas) que cruzan y finalizan además por los vértices. Como se aprecia en las partes de la figura, la posición resultante es muy distinta dependiendo de la proporción de los lados del formato, presentando ubicaciones extremas en medidas panorámicas, solapadas para el tamaño cuadrado y o muy dispares o bastante próximas a las de la Regla de los Tercios, como sucede con el último supuesto y las dimensiones Full Frame de la fotografía del autobús.
 La Proporción Áurea

La Proporción Áurea, considerada como el lenguaje matemático de la belleza, es la existente entre dos segmentos uno menor (A) y otro mayor (B) que cumple con la relación (figura 3):

A/B = B/(A+B) o B/A = (A+B)/B, que equivale a un factor o Número Áureo de 1’ 6180339887.

Expresado con palabras diríamos ‘lo Mayor es al Menor como el Todo lo es al Mayor’.

Si queremos documentarnos más hay que remontarse a Leonardo Pisano creador de la serie infinita ascendente Fibonacci, que arranca en el 0 y el 1 y es construida de forma que la suma de dos números consecutivos genera el siguiente. Sus primeros valores son por tanto: 0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89, 144...; y conforme los números son más altos la división de un valor con el anterior se aproxima más al número áureo (probar los dos últimos valores publicados).

En la naturaleza se encuentran ejemplos con algunos aspectos que siguen dicha serie como el número de espirales de una piña y del brócoli romanesco (8 y 13 según sentido) o las de la flor de girasol (21 y 34), el número de pétalos de una margarita que toman siempre un valor de la misma, la distribución de las hojas de la planta el botón de plata, las proporciones de las hojas del olmo e higuera o la secuencia de algunos huesos de nuestro cuerpo.

Es notable y muy conocida la Espiral Áurea o Espiral de Oro, circunscrita en una sucesión de rectángulos de proporciones áureas y construida con sectores de circunferencia de 90º (figura 4). Se encuentra de forma natural en conchas marinas, especialmente en el nautilus, y su desarrollo constructivo está extensamente documentado por lo que no vamos a reiterarnos.

Hay una coincidencia de proximidad entre el punto de origen de la espiral (remarcado con un trazo azul en la figura 4) y los puntos magnéticos (cruce de las líneas magenta) de la Regla de los Tercios, que pude darse en cualquiera de ellos dependiendo de la orientación y sentido de la curva, curvas de color rojo del primer y de los segundos planos de la misma figura. 
En las grandes obras clásicas de la pintura se han buscado y encontrado relaciones áureas, desconociendo si se usaron de manera consciente o no. Tal es el caso de El hombre ideal o de Vitruvio con la razón entre el lado del cuadrado y el radio del círculo, o la circunscripción compositiva en varios rectángulos de la Última cena o las analogías establecidas con la espiral áurea en el rostro de La Gioconda, todas ellas de Leonardo Da Vinci. También, El nacimiento de Venus de Botticelli muestra proporciones áureas en secuencia que fraccionan las distintas partes del cuerpo de la diosa representada. En arquitectura destacan el Partenón de Atenas y la fachada principal de la universidad de Salamanca con rectángulos en proporciones áureas.

En la actualidad, algunos autores la emplean de manera consciente en las artes plásticas, la arquitectura, la música, el diseño, etc., como es el caso del formato de una tarjeta de crédito o de los tres rectángulos áureos del edificio de las Naciones Unidas en NY.

Fechner demostró estadísticamente la mayor atracción sobre el observador de un rectángulo áureo frente a otros muy usados como lo son: las dimensiones del negativo de 35 mm, la hoja DIN A4, los formatos cuadrados o la pantalla estándar de un televisor de relación 16/9 ¡Las medidas áureas semejaban más naturales para los encuestados!

Aplicación práctica en la fotografía

La Regla de los Tercios es cómoda de usar aún sin referencias en el visor,  ya que no resulta complicado estimar aproximadamente  ‘a ojo’ la posición al ser un porcentaje fijo válido para cualquier formato.

La Simetría Dinámica depende de la proporción de las dimensiones de los lados menor y mayor del soporte por lo que previamente deberemos localizar los puntos magnéticos para cada caso y acordarnos de usar los adecuados. Los formatos muy alargados o muy cuadrados generan posiciones extremas que aproximan los puntos a los vértices o los centralizan respectivamente, o dicho de otro modo, en las tomas panorámicas los motivos principales deben estar en las esquinas y si los lados son iguales en el centro, lo que no parece demasiado lógico. Para un formato Full Frame basta con desplazar los puntos sensibles de la regla anterior.

La aplicación de proporciones áureas en la fotografía depende de la modalidad de la fotografía: paisaje, retrato, reportaje, estudio..., y de varios factores relacionados con las posibilidades de manipulación de la escena. Así, mientras que en un bodegón construido en un estudio, puede ser muy factible e inmediata, en un escenario real y encontrado resulta más complicada cuando no imposible.

Aún así, se nos ocurren algunas aplicaciones simples. Por ejemplo, en un paisaje de tierra, mar y cielo bastaría para iniciarse con que las alturas obtenidas en la imagen final de cada parte mantuvieran la proporción requerida.
En la figura 5 se ha buscado dicha situación recortando la imagen original de formato Full Frame (proporción 3/2) para crear un rectángulo de dimensiones más próximas a las áureas, por ejemplo de relación 5/3 o exactamente con el Factor Áureo que es un formato algo más panorámico.

Tras recortar la imagen quitando parte del cielo para dar predominancia a la arena el contenido presenta, casualmente, tres franjas diferenciadas: la del cielo hasta el horizonte marino, la que ocupa en altura a la persona y la que se extiende por debajo de la mano. Sus proporciones muy próximas al 20, 30 y 50% respectivamente siguen la serie de Fibonacci y, además, el sujeto principal ha caído prácticamente en el primer punto fuerte de la Regla de los Tercios.
En la figura 6 se compara la imagen original y la recortada persiguiendo un doble objetivo: primero que rectángulo resultante tenga la proporción áurea, y en segundo lugar que  el ojo de la niña se sitúe exactamente en el primer punto sensible de la Regla de los Tercios. La fotografía obtenida finalmente presenta un retrato más próximo y más comprimido del personaje, donde se pierde profundidad en el fondo y se recortan las dimensiones de los píxeles finales, por lo que personalmente prefiero la toma original. Además, en la primera imagen la posición un poco desplazada del ojo respecto a la vertical nos acerca más hacia un punto predominante de la Simetría Dinámica.   

Los captadores sensibles (película, sensor digital) en la fotografía parten de proporciones no áureas, peores y más alejadas cuanto más se aproximan a dimensiones cuadradas o panorámicas, y sin embargo dichos formatos han sido habituales en las obras de autores consagrados alumbrando magníficas fotografías.

Por último quiero resaltar que la aplicación del factor áureo a las proporciones del formato de la imagen supone perder tamaño y número de píxeles por lo que, desde ese punto de vista, en la actualidad no me resulta especialmente interesante.

Conclusiones

De todo lo visto y analizado, es relativamente fácil inferir que las reglas no se pueden ni deben aplicar a ‘rajatabla’, sino servir como consejos o guía orientativa siempre que no choquen o repriman nuestros impulsos creativos.

Conocerlas es importante como también, o más, lo es la experiencia adquirida, absorbida y posteriormente automatizada, fruto de la observación y el análisis de las obras de otros autores. Además, en muchas ocasiones, ¡Romper las reglas puede ser visualmente más interesante que seguirlas! Y servirnos como neutralizador del agotamiento mental, corpóreo o de ideas, que llegan a engendrar.

Personalmente utilizo en mis encuadres compositivos la intuición y el saber consolidado tras la práctica de no pocos  años de experiencia. No es por tanto una constante en mi trabajo utilizarlas habitualmente, y menos aún  con el reportaje. Solamente, si el tiempo me lo permite y me acuerdo, intento practicarlas en los campos fotográficos que no requieren inmediatez de la toma.

© Jorge Lidiano.
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