No acostumbro a
explicar fotografías, menos aún si son mías, pienso que las imágenes deben expresar
por sí mismas; pero hoy voy a hacer una excepción.
Desde que leí la
novela de Noah Charney 'El ladrón de
arte' -que trata sobre el robo del cuadro 'Blanco sobre blanco' de Malevich y cuya forma no quise conocer
hasta la finalización del libro con el fin de mantener el suspense y la
interpretación de mi propia imaginación-, cada vez que observo alguna escena
dónde predomina el color blanco siento la tentación de buscar un encuadre que
pudiera encajar con la filosofía suprematista del pintor.
El día de todos los
santos, en Pozoamargo (Cuenca), creo haber conseguido la imagen que buscaba: la
mínima expresión de un cementerio mediante una cruz en posición minimalista, de
bordes rectilíneos que contrastan con una sinuosa grieta en la pintura del muro
posterior. Y todo ello en tonos blancos, con evidente alusión religiosa, con
texturas y formas geométricas, intentando guardar cierta coherencia con el mencionado cuadro.
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