La fotografía digital ha convertido la cantidad en un valor en sí mismo. Podemos realizar muchas imágenes sin coste alguno y, por simple estadística, nuestras posibilidades de obtener resultados excelentes han crecido exponencialmente, aunque ello está contribuyendo a saturarnos.
Por
ello, muchos fotógrafos siempre disparan en modo ráfaga sin que les preocupe el
encuadre perfecto ni el instante decisivo; relegando este trabajo para la
edición posterior ¿Estamos desaprendiendo?
Para
los que venimos de una extensa etapa analógica, adaptarse a estos nuevos
hábitos y olvidarse de algunas normas y operativas -que han caducado- nos ha
resultado como poco complicado; incluso ha supuesto en algunos casos la
desaparición de grandes autores.
Mi propuesta y reflexión para este trabajo es desaprender, volver a los principios dónde cualquier imagen encontrada tenía interés, dónde la calidad o las imperfecciones no eran tan relevantes pero... ¡Con las posibilidades que brindan las herramientas actuales: de cantidad, de manipulación, de selección...!
Sólo
deseo respirar algo de aire y olvidarme de algunos tópicos y prejuicios: de la
regla de los dos tercios, del ruido de los elementos de la imagen, del
equilibrio de las masas de luces y sombras, de los horizontes.. ¡Que el sujeto
decida en un entorno caótico y aleatorio!
Y
no me importa demasiado si gusta o no, el fracaso real sería si deja
indiferente. Dicho así parece fácil pero... ¿cómo...?
Muy buena reflexión y muy buenas fotos me gusta el viñeteado y esa luz que parece la previa a una tormenta, no creo que dejen indiferente a nadie.
ResponderEliminarUn saludo