El espacio personal de José Manuel Saiz.
¡Una propuesta de pleno goce estético y conceptual! © Jorge Lidiano
Conociendo
algunos años a José Manuel Saiz no podía imaginarme que me encontraba ante un
autor con una amplia obra personal ya que, al contrario de otros muchos, no
suele publicitarla. Solamente por mi insistencia he descubierto tardíamente la
intensa creación que desarrolla.
Es
un artista reservado en su área privativa que, sin embargo, ha alumbrado
abundantes imágenes propias y para otros autores a lo largo de sus años como experto
en edición y como fotógrafo de la industria y de la moda. Su profundo conocimiento
y extenso dominio de la técnica, le han permitido afrontar las facetas personal
y profesional con unos resultados altamente pulcros y creativos. José Manuel,
además, no oculta celosamente hacia los otros su sapiencia, sino que le
apasiona compartirla sin dejar resquicio alguno.
La serie
que aquí nos presenta irrumpe plenamente en el plano intimista, como si
quisiera evadirse de los habituales trabajos con modelos, sometidos a la tiranía
del sujeto y del cliente. Su obra reflexiona e investiga sobre su mundo subjetivo,
transitando desde el exterior hacia un espacio íntimo que le deja materializar sus
obsesiones, sus miedos, sus pasiones, sus alegrías..., y donde solamente él
decide.
La
simbología, figurada con objetos sobre escenarios escogidos, erige un puente entre
lo oculto y lo evidente, entre lo conceptual y lo estético, entre lo dicho y lo
entendido, entre lo real y lo imaginado..., sin imponer la unicidad de un solo
mensaje. No hay cadenas entre el creador y sus observadores, sino que los
últimos heredamos la libertad de descifrar por nosotros mismos. Así, ¡La
correlación del ideario propio junto con la proyección de nuestro sentir y
conocer, nos permitirán interpretar las obras y gozarlas como nuestras!
Lo
dicho anteriormente, no entraña que José Manuel no conciba y plasme un mensaje
individual en cada una de sus imágenes, ni tampoco que pretenda que su discurso
subliminal quede abismalmente oculto, por ello nos facilita ciertos códigos e
iconos que pueden repetirse con insistencia. No obstante, opta por
realimentarse con la diversidad de nuestras interpretaciones, sin menoscabo de
que el flujo finalmente devenga inequívocamente para ambos sentidos
enriquecedor.
El
trabajo es finalmente complejo, con abundantes matices en sus formas y colores,
así como de una extraordinaria calidad técnica y belleza. Nos transporta hacia
un universo onírico propio, ordenado, y cuyo
tiempo se asemeja congelado, invitándonos a participar en su libre disquisición.
©
José M. Saiz.
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